XLVIII
En el sufrimiento se apoya la felicidad,
y la felicidad es donde se oculta
la desgracia.
¿Quién conoce el equilibrio?
No hay una norma fija.
Lo virtuoso se convierte en extravagancia,
y lo bueno se vuelve superstición.
Desde hace mucho tiempo,
la humanidad ha ignorado esto.
Así, el sabio
es firme, pero no tajante;
agudo, pero no hiriente;
recto; pero no insolente;
luminoso, pero sin deslumbrar.
Aplica la ecuanimidad tanto en la adversidad
como ante la alegría.
miércoles, agosto 12
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Ecuanime en la dicha y en la pena... indulgente...Gita
ResponderEliminarAndrea desde Argentina
Así...
ResponderEliminarAbrazos vecina!
=)