XXXV
El sabio oye hablar del Tao
lo practica con diligencia.
El mediocre que oye hablar del Tao,
a veces, lo considera y otras, duda.
El hombre necio que oye hablar del tao
ríe a carcajadas.
De no reirse el necio,
no se conocería la grandeza del tao.
El sabio oye hablar del Tao
lo practica con diligencia.
El mediocre que oye hablar del Tao,
a veces, lo considera y otras, duda.
El hombre necio que oye hablar del tao
ríe a carcajadas.
De no reirse el necio,
no se conocería la grandeza del tao.
Una gran oportunidad yace oculta
en la confusión aparente.
Aparecerá una señal que actuará como
la punta de una madeja.
en la confusión aparente.
Aparecerá una señal que actuará como
la punta de una madeja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario