Estoy pasando un bache, un revés, un agujero, un no sé qué me ocurre que ni yo mismo me entiendo... No me apetece nada, nada más que estar adentro, pero no de tu vientre sino de tus sentimientos. Quisiera que supieras que no tengo otro deseo que estar entre tus brazos como quien pide consuelo, sentirte toda mía, sin lujurias ni misterios, como siento la sangre que circula por mi cuerpo.
No me hace falta la luna ni tan siquiera la espuma, me bastan solamente dos o tres segundos de ternura.
A veces me pregunto si no me causa respeto el paso de los años desgastando nuestros besos así como el derroche de algo más que mucho tiempo sin vernos un instante más allá de los espejos. Por eso necesito, aunque sé que es un exceso, que tus ojos me digan algo así como: de acuerdo, estoy aquí a tu lado para que no tengas miedo al miedo de estar solos, solos en el universo.
Dos o tres segundos de ternura
ResponderEliminarLuis eduardo Aute
Estoy pasando un bache,
un revés, un agujero,
un no sé qué me ocurre
que ni yo mismo me entiendo...
No me apetece nada,
nada más que estar adentro,
pero no de tu vientre
sino de tus sentimientos.
Quisiera que supieras
que no tengo otro deseo
que estar entre tus brazos
como quien pide consuelo,
sentirte toda mía,
sin lujurias ni misterios,
como siento la sangre
que circula por mi cuerpo.
No me hace falta la luna
ni tan siquiera la espuma,
me bastan solamente dos
o tres segundos de ternura.
A veces me pregunto
si no me causa respeto
el paso de los años
desgastando nuestros besos
así como el derroche
de algo más que mucho tiempo
sin vernos un instante
más allá de los espejos.
Por eso necesito,
aunque sé que es un exceso,
que tus ojos me digan
algo así como: de acuerdo,
estoy aquí a tu lado
para que no tengas miedo
al miedo de estar solos,
solos en el universo.