Al “Tata” y a los muchachos
Enrique Vargas Peña
Discúlpenme, lo que sigue no es un análisis, tampoco una reflexión sobre asuntos políticos, económicos, sociales o militares. Es la expresión de deseos y temores de un hincha de la Albirroja, harto, muy harto, de que nos tengan siempre de segundones.
No puedo darle consejos al “Tata” Martino, soy solamente un hincha, pero puedo pedirle que no nos condene a jugar mezquinamente, de chiquitos, porque si hace eso, es seguro que perdemos. Y, equipo por equipo, no deberíamos perder.
A mi modo de ver, nosotros, los paraguayos, solemos tener una especie de complejo de inferioridad frente a argentinos y brasileños. Nos sentimos menos que ellos, nos asustamos de sus colores. Y superar este complejo, que es sicológico o cultural, es básicamente un tema que debe manejar el técnico.
Es un complejo sin fundamento, desde luego. En la vida real los paraguayos no somos inferiores a nadie. Talvez no sea ocasión de mencionar la contundente victoria de Curupayty frente a los argentinos, el 22 de setiembre de 1866, porque esto es fútbol, no guerra. Pero el complejo de inferioridad es injustificado.
La selección de Argentina es una suma de enormes individualidades, estrellas del fútbol mundial, que si logran ensamblarse durante algunos minutos pueden desequilibrar cualquier partido.
Pero nosotros, que también tenemos grandes figuras, deberíamos funcionar mejor como equipo y, por tanto, ser capaces de imponer nuestra voluntad en el campo de juego.
No depende de si Justo Villar pueda o no jugar, no depende de si Nelson Haedo está o no inspirado, no depende de si Roque Santacruz está o no está, depende del equipo, del conjunto, de la capacidad de cada uno de los individuos que lo integran de jugar en función de los demás.
Pero hay versiones horribles circulando por el ambiente.
Que la FIFA prefiere a Argentina en el Mundial antes que a Paraguay; que la AFA está pidiendo la “manito” del “Tata”; que podemos hacerle el favor a Argentina, para clasificar contra Venezuela, etc., etc. Yo no logro sacarme de la cabeza aquella maldita moneda contra Brasil.
Hay cosas que sentimos los paraguayos, más allá de esas especulaciones. El goce de clasificar frente a Argentina no es igual al de clasificar ante Venezuela. Siendo posible, ¿por qué no disfrutarlo?
Los problemas de la selección argentina son de ellos, nosotros no tenemos porqué asumir ningún costo de la improvisación o los negocios de Julio Grondona, aunque el presidente de la AFA es un peso pesado en la Confederación Sudamericana. No tenemos porqué pagar sus tratos con Maradona, la apuesta mediática que hizo al contratarlo tras el fracaso de Basile, y que no le está saliendo muy bien.
No les debemos ningún favor -al menos oficial y públicamente- y, por tanto, no hay porqué darles ningún favor.
Esto, por supuesto, es solamente deporte, diversión, alegría. Y por eso mismo, pues, por qué no gozar ahora, sin cálculos, sin mezquindades, sin postergaciones.
Sería frustrante tener que ir el jueves a la radio a hablar de lo que pudo ser y no fue. Me gustaría poder ir celebrando la clasificación, el pasaje a Sudáfrica.
ammmm
¡Al Mundial! La Albirroja clasifica derrotando a Argentina
Jugadores albirrojos destacan merecida clasificación a Sudáfrica
Enrique Vargas Peña
Discúlpenme, lo que sigue no es un análisis, tampoco una reflexión sobre asuntos políticos, económicos, sociales o militares. Es la expresión de deseos y temores de un hincha de la Albirroja, harto, muy harto, de que nos tengan siempre de segundones.
No puedo darle consejos al “Tata” Martino, soy solamente un hincha, pero puedo pedirle que no nos condene a jugar mezquinamente, de chiquitos, porque si hace eso, es seguro que perdemos. Y, equipo por equipo, no deberíamos perder.
A mi modo de ver, nosotros, los paraguayos, solemos tener una especie de complejo de inferioridad frente a argentinos y brasileños. Nos sentimos menos que ellos, nos asustamos de sus colores. Y superar este complejo, que es sicológico o cultural, es básicamente un tema que debe manejar el técnico.
Es un complejo sin fundamento, desde luego. En la vida real los paraguayos no somos inferiores a nadie. Talvez no sea ocasión de mencionar la contundente victoria de Curupayty frente a los argentinos, el 22 de setiembre de 1866, porque esto es fútbol, no guerra. Pero el complejo de inferioridad es injustificado.
La selección de Argentina es una suma de enormes individualidades, estrellas del fútbol mundial, que si logran ensamblarse durante algunos minutos pueden desequilibrar cualquier partido.
Pero nosotros, que también tenemos grandes figuras, deberíamos funcionar mejor como equipo y, por tanto, ser capaces de imponer nuestra voluntad en el campo de juego.
No depende de si Justo Villar pueda o no jugar, no depende de si Nelson Haedo está o no inspirado, no depende de si Roque Santacruz está o no está, depende del equipo, del conjunto, de la capacidad de cada uno de los individuos que lo integran de jugar en función de los demás.
Pero hay versiones horribles circulando por el ambiente.
Que la FIFA prefiere a Argentina en el Mundial antes que a Paraguay; que la AFA está pidiendo la “manito” del “Tata”; que podemos hacerle el favor a Argentina, para clasificar contra Venezuela, etc., etc. Yo no logro sacarme de la cabeza aquella maldita moneda contra Brasil.
Hay cosas que sentimos los paraguayos, más allá de esas especulaciones. El goce de clasificar frente a Argentina no es igual al de clasificar ante Venezuela. Siendo posible, ¿por qué no disfrutarlo?
Los problemas de la selección argentina son de ellos, nosotros no tenemos porqué asumir ningún costo de la improvisación o los negocios de Julio Grondona, aunque el presidente de la AFA es un peso pesado en la Confederación Sudamericana. No tenemos porqué pagar sus tratos con Maradona, la apuesta mediática que hizo al contratarlo tras el fracaso de Basile, y que no le está saliendo muy bien.
No les debemos ningún favor -al menos oficial y públicamente- y, por tanto, no hay porqué darles ningún favor.
Esto, por supuesto, es solamente deporte, diversión, alegría. Y por eso mismo, pues, por qué no gozar ahora, sin cálculos, sin mezquindades, sin postergaciones.
Sería frustrante tener que ir el jueves a la radio a hablar de lo que pudo ser y no fue. Me gustaría poder ir celebrando la clasificación, el pasaje a Sudáfrica.
ammmm
¡Al Mundial! La Albirroja clasifica derrotando a Argentina
Jugadores albirrojos destacan merecida clasificación a Sudáfrica
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