"Si hay que buscar el sentido de la música, de la filosofía, de una rosa, es que no estamos entendiendo nada." José Saramago
‘No soy un pesimista, sino un optimista bien informado”. Esa era la definición que de sí mismo hiciera el escritor portugués José Saramago, quien, además de ser uno de los mejores autores de este siglo y del pasado, estuvo comprometido con ideales de izquierda.
Saramago falleció ayer a los 87 años en su casa de Tías, en la isla española de Lanzarote.
Comunista convencido, sufrió la persecución en su país del régimen dictatorial de Antonio de Oliveira Salazar. El autor de ‘El año de la muerte de Ricardo Reis’ fue crítico de una sociedad cuyas desigualdades no se cansó de denunciar. Su última causa fue la defensa del juez español Baltasar Garzón, quien será juzgado por presunta prevaricación en su investigación de los crímenes del franquismo.
También llamó al presidente de EE.UU, Barack Obama, a acabar con Guantánamo y con el bloqueo a Cuba. Y tomó distancia del Régimen de la isla después de la detención, en el 2003, de 75 disidentes.
E compromiso político y social de Saramago, convertido en una bandera de la antiglobalización, también le trajo opositores. Así, motivó durísimas críticas cuando, en una visita a Ramalá, comparó la política de Israel en los territorios ocupados, con los campos nazis de Auschwitz y Buchenwald. No se retractó.
Causó también revuelo en su país, al sugerir en una entrevista que Portugal debería incorporarse territorialmente a España y formar una nación que podría llamarse Iberia. Es una idea que ya tocaba en su libro ‘La balsa de piedra’, el primero en ser adaptado para el cine (en el 2008 se trasladó al cine ‘Ensayo sobre la ceguera’, su novela más conocida).
En Portugal, la propuesta le valió críticas que lo calificaban de traidor a la patria, sobre todo porque el Premio Nobel 1998, casado con la traductora española Pilar del Río, 28 años más joven que él, llevaba casi dos décadas viviendo en España.
Allí emigró en 1993, un año después de que el entonces Gobierno conservador de Portugal vetara la candidatura de su séptima novela, ‘El Evangelio según Jesucristo’, al Premio de Literatura Europeo por considerarla blasfema. Saramago, ateísta, describió en su libro a Cristo como una persona común que llega a dudar de su fe. “Si esto hubiese ocurrido durante la dictadura de Salazar, lo habría entendido. Pero así, en tiempos de democracia, lo consideré humillante”, dijo, antes de, decepcionado y triste, abandonar su país.
Nacido el 16 de noviembre de 1922 en el seno de una familia humilde en el pueblo de Azinhaga, cerca de Lisboa, Saramago se dedicó de lleno a la literatura cuando ya rondaba los 40 años.
Este escritor de abuelos labradores y padre policía nunca contó con los recursos para terminar el bachillerato o comenzar una carrera universitaria. Después de abandonar el colegio trabajó como cerrajero mecánico, dibujante técnico, funcionario público, empleado en una editorial y periodista.
En 1966 aparecía su primera obra, ‘Los poemas posibles’. La fama le llegó en la década de los ochenta con novelas como ‘El año de la muerte de Ricardo Reis’ y ‘Memorial del Convento’ de marcada temática histórica.
Su última novela, ‘Caín’, desató indignación en Portugal, por lanzar ataques contra Dios, la Iglesia Católica y la Biblia. En el fondo seguía siendo el niño al que retrató en ‘Las pequeñas memorias’, libro que comprende el período entre los cuatro y los 15 años: “Esa fue la etapa que me marcó. De alguna forma sigo siendo un campesino”.
Fuente
Saramago falleció ayer a los 87 años en su casa de Tías, en la isla española de Lanzarote.
Comunista convencido, sufrió la persecución en su país del régimen dictatorial de Antonio de Oliveira Salazar. El autor de ‘El año de la muerte de Ricardo Reis’ fue crítico de una sociedad cuyas desigualdades no se cansó de denunciar. Su última causa fue la defensa del juez español Baltasar Garzón, quien será juzgado por presunta prevaricación en su investigación de los crímenes del franquismo.
También llamó al presidente de EE.UU, Barack Obama, a acabar con Guantánamo y con el bloqueo a Cuba. Y tomó distancia del Régimen de la isla después de la detención, en el 2003, de 75 disidentes.
E compromiso político y social de Saramago, convertido en una bandera de la antiglobalización, también le trajo opositores. Así, motivó durísimas críticas cuando, en una visita a Ramalá, comparó la política de Israel en los territorios ocupados, con los campos nazis de Auschwitz y Buchenwald. No se retractó.
Causó también revuelo en su país, al sugerir en una entrevista que Portugal debería incorporarse territorialmente a España y formar una nación que podría llamarse Iberia. Es una idea que ya tocaba en su libro ‘La balsa de piedra’, el primero en ser adaptado para el cine (en el 2008 se trasladó al cine ‘Ensayo sobre la ceguera’, su novela más conocida).
En Portugal, la propuesta le valió críticas que lo calificaban de traidor a la patria, sobre todo porque el Premio Nobel 1998, casado con la traductora española Pilar del Río, 28 años más joven que él, llevaba casi dos décadas viviendo en España.
Allí emigró en 1993, un año después de que el entonces Gobierno conservador de Portugal vetara la candidatura de su séptima novela, ‘El Evangelio según Jesucristo’, al Premio de Literatura Europeo por considerarla blasfema. Saramago, ateísta, describió en su libro a Cristo como una persona común que llega a dudar de su fe. “Si esto hubiese ocurrido durante la dictadura de Salazar, lo habría entendido. Pero así, en tiempos de democracia, lo consideré humillante”, dijo, antes de, decepcionado y triste, abandonar su país.
Nacido el 16 de noviembre de 1922 en el seno de una familia humilde en el pueblo de Azinhaga, cerca de Lisboa, Saramago se dedicó de lleno a la literatura cuando ya rondaba los 40 años.
Este escritor de abuelos labradores y padre policía nunca contó con los recursos para terminar el bachillerato o comenzar una carrera universitaria. Después de abandonar el colegio trabajó como cerrajero mecánico, dibujante técnico, funcionario público, empleado en una editorial y periodista.
En 1966 aparecía su primera obra, ‘Los poemas posibles’. La fama le llegó en la década de los ochenta con novelas como ‘El año de la muerte de Ricardo Reis’ y ‘Memorial del Convento’ de marcada temática histórica.
Su última novela, ‘Caín’, desató indignación en Portugal, por lanzar ataques contra Dios, la Iglesia Católica y la Biblia. En el fondo seguía siendo el niño al que retrató en ‘Las pequeñas memorias’, libro que comprende el período entre los cuatro y los 15 años: “Esa fue la etapa que me marcó. De alguna forma sigo siendo un campesino”.
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Puntualización...
ResponderEliminarNo falleció; sigue vivo en aquellas/os que leemos su obra, en aquellas/os que lo recordamos. :))
Kissos
;)
ResponderEliminarbesotes