martes, diciembre 14

Huele a tristeza este corazón.



- No. Hoy no, no quiero –dijo dejando muy en claro para ella que hoy no
-  Segura?- le dije tratando de tentarla
- Hoy no quiero ser salvada –apenas contestó, toda ella era un manojo de contradicción corporal que se manifestaba en sus ojos.
- Vos más que cataratas en los ojos es toda la cordillera de los Andes lo que traés!- le decía sin apartar mis ojos de ella.
- Te dije que no me quería salvar, antes que eso prefería ahogarme- y empezó a reirse diciendo:- "La cordillera de los Andes".

No necesitó mucho para sobreponerse.
Su risa inundó todo. Sólo eso bastó para que la noche disipara las nubes negras que amenazaban sumergirnos por un buen tiempo.

6 comentarios:

  1. Tu risa, verdad??
    Ainssss yo también quiero oirla

    Besos hadita linda

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  2. La risa cura sin duda! Conseguir llevar la alegría a los corazones de los demás es la más terapéutica de las medicinas

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  3. ay kendito...
    abrazos mi amigo dulce.
    =)

    Cierto kendopitecus!
    Abrazos
    ;)

    Gracias, aprendiz
    Besos.
    =)

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  4. Hola, Arami:

    Bonito relato, es tiempo de esperanza y salvación.

    Gracias por visitarme, felices fiestas navideñas.

    Abrazos.

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  5. Hola Rafael, como siempre es un placer ir donde tu blog y disfrutar tus poemas.
    Felicidades por el premio!
    Que pases lindo en familia!
    Abrazos.

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