domingo, marzo 29
Al diablo con todo...
A una sonrisa capciosa.
A un gesto ocioso.
A una disculpa forzada.
A una mirada condescendiente.
Al diablo contigo...
Que sólo buscás no estar con la soledad a tu modo
Que finge palabras de sentimientos
Que emite chillidos como risas.
Que imita pasos de otros
Al diablo contigo...
Y que el viento te sople fuerte alocandote la cabeza
Que la tierra se te mueva en miles de peldaños
Que la lluvia te asole como las lágrimas a mi rostro
Que el fuego queme tus recuerdos.
Al diablo con vos.
sábado, marzo 28
miércoles, marzo 25
Con su sombra me abrigo...
Viene, me digo siempre
Viene, me digo siempre. Bella y nocturna, digo,
y está a mi lado y viene. Y en la noche descanso
junto a su pecho, al borde de su pecho, al remanso
de su cálida sombra sirviéndose de abrigo.
Siempre me digo, viene,
Bella y Nocturna, y siempre se levanta en mi sueño
despacio, apareciendo como en un bosque
umbrío, fiel y asidua en mi frente,
como alguien que debiera, siempre bella
en un bosque, responder cuando digo
Bella Nocturna en sueños
cuando me digo, viene.
Y acude fiel y asidua, con cálida sombra
cuando, Bella Nocturna, con su sombra me abrigo.
Elvio Romero
Si tú me miras...
Vergüenza
Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje al río.
Tengo vergüenza de mi boca triste
de mi voz rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.
Ninguna piedra en el camino hallaste
más desnuda de luz la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.
Yo callaré para que no conozcan
mi dicha los que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mi frente tosca
y en la tremolación que hay en mi mano...
Es noche y baja a la hierba el rocío;
mírame largo y habla con ternura,
¡que ya mañana al descender al río
la que besaste llevará hermosura!
Nos morimos amor y nada hacemos
No es que muera de amor...
No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.
Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy sólo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.
Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en el que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.
Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que nos vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.
Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Me muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.
Jaime Sabines
Todos los dias te quiero y te odio irremediablemente
Te quiero a las diez de la mañana
Te quiero a las diez de la mañana, y a las once,
y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y
con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia.
Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me
pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la
comida o en el trabajo diario, o en las diversiones
que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con
la mitad del odio que guardo para mí.
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y
siento que estás hecha para mí, que de algún modo
me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos
me convencen de ello, y que no hay otro lugar en
donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu
cuerpo. Tu vienes toda entera a mi encuentro, y
los dos desaparecemos un instante, nos metemos
en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo
hambre o sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente.
Y hay días también, hay horas, en que no
te conozco, en que me eres ajena como la mujer
de otro, Me preocupan los hombres, me preocupo
yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense
en ti durante mucho tiempo. Ya ves ¿Quién
podría quererte menos que yo amor mío?
Jaime Sabines
Toda la noche he dormido contigo
La noche en la isla
Toda la noche he dormido contigo
junto al mar, en la isla.
Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño,
entre el fuego y el agua.
Tal vez muy tarde
nuestros sueños se unieron
en lo alto o en el fondo,
arriba como ramas que un mismo viento mueve,
abajo como rojas raíces que se tocan.
Tal vez tu sueño
se separó del mío
y por el mar oscuro
me buscaba
como antes,
cuando aún no existías,
cuando sin divisarte
navegué por tu lado,
y tus ojos buscaban
lo que ahora
-pan, vino, amor y cólera-
te doy a manos llenas
porque tú eres la copa
que esperaba los dones de mi vida.
He dormido contigo
toda la noche mientras
la oscura tierra gira
con vivos y con muertos,
y al despertar de pronto
en medio de la sombra
mi brazo rodeaba tu cintura.
Ni la noche, ni el sueño
pudieron separarnos.
He dormido contigo
y al despertar tu boca
salida de tu sueño
me dio el sabor de tierra,
de agua marina, de algas,
del fondo de tu vida,
y recibí tu beso
mojado por la aurora
como si me llegara
del mar que nos rodea.
Pablo Neruda (1904-1973)
Corazón coraza
Corazón coraza
Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busqué y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.
Mario Benedetti
lunes, marzo 23
Te espero...
Maternidad- Olga Blinder 1921-2008
- Hace tanto tiempo que te espero -decia ella en su embelezo, mirando con arrobo a su niño.
Todo el tiempo se detenia con ella, mientras lo acariciaba con sus ojos, sosteniendolo con dulzura.
- Toma la leche mi niño bendito -le susurraba y lo mecía suavecito. -Toma la leche que te hará más fuerte hijo mio. Te hará como tu padre. Como tu abuelo...
El niño se distrajo por un rato del pecho de su madre. La sonrió esperando escuchar más de esa voz tan querida por él.
Ella le devolvió la sonrisa, de esas que iluminan la mañana, la tarde, la noche, el alma.
- ¿Cómo que no quieres tomar la teta? - le sonreía con orgullo.
- ¿Mi niño ya no quiere la leche? - y lo besaba en la frente. - ¿Mi niño solo quiere que le arrulle? - y lo arrullaba con besos. - ¿Mi niño sólo quiere que le coma a besos? - musitaba con deleite llenándole el rostro de besos.
- Te quiero tanto mi niño... tanto, tanto, tanto. - y le acariciaba el rostro de terciopelo.
La madre dejó que su niño siguiera comiendo. El niño mientras lo hacia se quedaba dormido.
Suavemente empezó a cantar una nana, de esas que antes a ella le cantaban:
Mi niño tiene sueño, bendito sea, bendito sea..."
Ella lo seguia acariciando con la mirada, con los dedos, con la voz, con los besos.
- Hace tanto tiempo que te espero mi bien. - le decía quedo. - Hace tanto que te anhelo.
A29
Y cansarme hasta que los suspiros vengan
Y que vengan y se acomoden los recuerdos
Y los recuerdos que se amontonen a colores
Y que a colores se diluya el sentimiento
Y el sentimiento que nunca deje de ser...
Y el ser... que cierre el círculo ... sin perderse en su aliento
A11
El olvido tornasolado
recoge recuerdos frios.
El cielo monta en nubes
corriendo, atravezando el valle.
No alcanza la mirada lejana
y se pierde en un corazón ajado.
A7
Enciendo dos velas, tres, dos mil
por quien abandona vivir
Enciendo y espero
pronuncio y confio
Y así un día, dos días
Enciendo, espero, pronuncio y espero
Y aún asi me faltan velas
Y tanto es lo que creo
Solo y separado de toda alegria
Solo el que conoce la nostalgia
sabe lo que sufro.
Solo y separado
de toda alegría,
miro al firmamento
en aquella dirección.
¡Ah! el que me ama y me conoce
está lejos.
Me tambaleo,
mis entrañas arden.
Solo el que conoce la nostalgia
¡sabe cuánto sufro!
“Nur wer die Sehnsucht kennt”
poema de Goethe
domingo, marzo 22
El vecino de al lado...
Vincent Van Gogh (1853-1890)
Todo está y nada es...
Un silencio que grita en estado de gracia.
Que amordaza y cuelga de ganchos los dolores grises y oscuros del alma.
Todo en orden...
Esperando que llegue el destino a ensartar de colores una espatula ajada.
A1
Juntando de a uno, de a dos, de a tres
Juntando lo que hay y se ve
Juntando lo injuntable
Entre aroma de café
La vida pasa y se fue
De días y de cielos...
Todos, todos los días … es un nuevo día.
Todos nos dicen eso, todos pensamos eso. Hay veces que ni siquiera miramos el cielo para saber de qué color se presentará la jornada, sólo actuamos por inercia y se nos van los matices de la vida en eso.
Hay veces, que conjuramos palabras que ensucian el Universo y nuestro cielo se nubla con rayos y centellas.
Hay veces que sólo nos dejamos ir entre nubes y la vida pasa plácidamente.
Hay cielos de diferentes colores, texturas, recuerdos, sentimientos… y al final cuando el cielo se nos escapa es que nos sentimos en falta….